En el vertiginoso mundo de la tecnología, puede resultar difícil mantenerse al día de las últimas tendencias e innovaciones. El mercado empresarial comenzó 2022 con la vista puesta en promesas como el metaverso, las NFT y la telemedicina. Pero con lo que llega entusiasmado a las puertas de 2023 es con las posibilidades concretas de negocio que abren los generadores de texto e imágenes basados en inteligencia artificial, como GPT Chat, Dall-e y Midjourney.
El año que viene será igual de dinámico. Entre las apuestas para transformar las industrias, revolucionar los mercados y cambiar la forma en que llevamos nuestra vida cotidiana se encuentran las super apps, los dispositivos digitales inmunes, los sistemas autónomos, los gemelos digitales de los clientes y todo tipo de tecnologías destinadas a mejorar la sostenibilidad de las empresas. Eso es lo que dicen consultoras como Gartner.
Conceptualmente, la tendencia más familiar es probablemente la de las super apps. Bien conocidas en los mercados asiáticos, donde operan las chinas WeChat y Alipay, las indonesias Grab y Gojek, y la india Paytm, ahora deberían ganar tracción también en otras regiones. En Brasil, uno de los mejores ejemplos es quizás Rappi, con entregas, compras, viajes, juegos y vídeos. Pero América Latina también tiene otros nombres considerados prometedores, como el costarricense Omni, con funcionalidades relacionadas con el transporte, la sanidad y los servicios financieros.
Menos conocidos, los sistemas inmunitarios digitales (DIS) son, como su nombre indica, un intento de reproducir la capacidad de los sistemas inmunitarios biológicos en el entorno electrónico. Mediante una serie de estrategias de ingeniería de software, los DIS son capaces de identificar por sí solos nuevas amenazas, como virus y programas maliciosos, y neutralizarlas, reduciendo el tiempo de inactividad del sistema y mejorando así la experiencia de usuario de los clientes.
Los sistemas autónomos, por su parte, se utilizan en la automatización de un conjunto de tareas en actividades específicas, aprendiendo y actuando a lo largo del proceso para mejorarlo. Uno de los ámbitos en los que el uso de esta tecnología es más prometedor es el de la logística y la entrega. Varias empresas ya utilizan sistemas autónomos en entornos controlados, como fábricas, almacenes y centros de distribución. Pero empresas como las británicas Ocado y Asda están probando ahora entregas en grandes centros urbanos, mientras que otras, como las estadounidenses UPS y TuSimple, ponen a prueba además camiones sin conductor en rutas largas.
También hay, por supuesto, novedades más tangibles. En 2022 habrá escáneres corporales capaces de evaluar el peso y la masa muscular de un usuario, así como su salud cardiaca y su edad vascular; teléfonos móviles recargables a distancia sin cable de alimentación; anillos que funcionen como pago y capten indicadores de salud de la mujer; cirujanos robóticos por control remoto para cirugía neurológica, y robots con un sentido del tacto lo bastante agudo para realizar tareas tan precisas y delicadas como pelar un plátano.
Se trata de tecnologías con potencial para ganar escala en los próximos años, aumentar exponencialmente el volumen de datos para análisis y allanar el camino a formas innovadoras de producir y entender a los clientes.
En este frente, una de las principales innovaciones que tomarán forma en 2023 deberían ser los gemelos digitales de los consumidores. Como los gemelos digitales de máquinas y procesos, son simuladores. Pero lo que hacen es predecir el comportamiento de los clientes hacia un nuevo producto o servicio basándose en el historial de interacciones con la empresa.
En el ámbito de la sostenibilidad, según Gartner, se prevé la entrada en el mercado de tecnologías destinadas tanto a reducir el consumo y el gasto de energía como a aumentar la eficiencia. En medio de la creciente preocupación por el calentamiento global y sus efectos, uno de los más relevantes debería ser el de las baterías para redes de energía alimentadas por fuentes renovables pero intermitentes, como la solar.
Uno de los proyectos prometedores en este campo, que se espera entre en fase piloto el año que viene, es una planta de Form Energy en Estados Unidos, con capacidad para almacenar un megavatio hasta 100 horas. Hay varias empresas desarrollando soluciones similares, entre ellas Tesla. Lo que hace que el proyecto de Form sea especialmente innovador e interesante, desde el punto de vista de la sostenibilidad, es el hecho de que las baterías de la empresa se fabrican con hierro, un material ampliamente disponible y más barato que el litio y el vanadio utilizados por la competencia.
En opinión de analistas como Guy Wuollet, inversor asociado del equipo de criptomonedas a16z, el futuro del sector está en tecnologías como éstas y no en las grandes redes eléctricas. Aunque avances revolucionarios como la fusión nuclear aún están en pañales, se espera que algunas de las innovaciones clave se produzcan en las microrredes de energía, almacenamiento y distribución, coordinadas por blockchain.
Al igual que ocurrió en 2022, en 2023 no se confirmarán todas las tendencias. Al menos no rápidamente. Pero la experimentación servirá de punto de partida para avances que profundizarán la brecha entre las empresas ya adaptadas y las rezagadas en el proceso de transformación digital. La única certeza en este escenario es que el avance inexorable de la tecnología hará de la calidad del entorno informático un factor aún más determinante para el éxito y la perennidad de las empresas.