El impacto generado por el incidente del buque Ever Given, varado durante 106 días en el Canal de Suez (Egipto) en 2021, refleja la importancia del transporte marítimo para el comercio exterior mundial. Sólo en el lugar, unos 420 barcos estaban varados, haciendo cola, esperando el paso. Otros miles tuvieron que desviar sus rutas para completar el viaje entre Occidente y Oriente. Según la agencia de inteligencia marítima Lloyd’s List, la pérdida fue de 400 millones de dólares por hora de interrupción del tráfico en una región por la que pasa el 10% de las mercancías transportadas en el mundo
El episodio refleja claramente la importancia del transporte marítimo para el comercio exterior mundial. Con la globalización del consumo y el auge del comercio electrónico, especialmente durante los años de la pandemia, el volumen de compra y venta de productos, alimentos, insumos y mercancías entre países ha aumentado exponencialmente. Según la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), el total comercializado en 2021 alcanzó los 28 trillones de dólares, un 23% más que en 2020, un récord histórico. Sólo en el tercer trimestre del año pasado, el volumen alcanzó los 5,6 trillones de dólares.
El transporte marítimo es responsable del 90% del movimiento de estos artículos entre países. El sector vive un periodo de fuerte crecimiento y, al igual que otras industrias, experimenta una acelerada digitalización de sus procesos, buscando ser más eficiente, seguro, rentable y responsable con el medio ambiente.
Para satisfacer la demanda, los armadores, agentes de carga, puertos y otras empresas del sector han aumentado sus inversiones en tecnología, automatización y conectividad. Entre los recursos que más se han utilizado están el IoT, la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático (machine learning), el blockchain, el big data y las interfaces inteligentes que integran y centralizan los datos y la información relacionados con las operaciones portuarias.
Una vez reunidas en un único ecosistema, estas soluciones promueven una ganancia de eficiencia, calidad y seguridad para el sector, tanto en las terminales terrestres como en los buques en tránsito por los océanos. El rendimiento de cada tecnología puede entenderse mejor en los siguientes temas:
IoT
En los puertos, agiliza la salida de las cargas y colabora con su seguimiento, con sensores conectados a diversos equipos y áreas logísticas de los puertos que generan datos que serán recogidos y procesados. En los barcos, permite controlar a distancia los compartimentos, las bahías, las puertas de las escotillas, los sistemas de los mamparos y las máquinas hidráulicas y la red eléctrica.
AI
Recurso utilizado para analizar el big data generado por el ecosistema digital y transformarlo en información estratégica para el gestor portuario y las empresas. Estos conocimientos tienen por objeto permitir la optimización de los procesos y flujos de trabajo, evitando la congestión de los buques en el mar para la descarga de productos o de los camiones en la zona portuaria, a la espera de la liberación de las cargas.
Aprendizaje automático y automatización
Se utiliza en ciertos trabajos en terminales donde hay un mayor riesgo de accidente. Son máquinas inteligentes, guiadas por un software con aprendizaje automático, que realizan el mantenimiento de maquinaria pesada como grúas o robots que limpian los cascos de los barcos. A bordo de los buques, el aprendizaje automático sirve de apoyo, por ejemplo, a los capitanes durante las maniobras de atraque.
Gestión inteligente de puertos
Una plataforma basada en software que integra datos, procesos y digitaliza documentos, permitiendo una mayor agilidad en el movimiento de la carga. Estos documentos electrónicos se encargan de eliminar la burocracia y los trámites, facilitando la actuación de los agentes marítimos y las autoridades portuarias.
Blockchain
La tecnología está ganando más relevancia en el sector, con el registro inmutable de las transacciones y el seguimiento de los contratos relacionados con las mercancías y la carga transportada, reduciendo los costes administrativos y los riesgos de fraude para las partes implicadas en el negocio, creando así un sistema global más transparente y fiable.
Gestión de rutas digitales
Por lo general, las rutas de los barcos están preestablecidas antes de zarpar, sin tener en cuenta los imprevistos climáticos de la ruta. Con los sistemas de navegación más avanzados, es posible ajustar el rumbo en tiempo real, en función de las condiciones oceánicas y meteorológicas de la ruta, lo que se traduce en mayor seguridad, ahorro de tiempo y menor consumo de combustible.
Realidad aumentada
Los dispositivos de RA tienen un amplio uso en la industria: para la formación de los miembros de la tripulación, el mantenimiento remoto de los equipos, las inspecciones virtuales de los buques, además de ser esenciales en la construcción y el diseño naval.
El alto nivel tecnológico aplicado al transporte marítimo ha dado lugar a experiencias sorprendentes. En enero de este año, el M/V Mikage, del armador japonés Mitsui O.S.K. Lines, fue el primer portacontenedores autónomo que se hizo a la mar en el mundo. Equipado con radares, sensores IoT, cámaras, guía por satélite y software de inteligencia artificial, navegó durante casi 300 kilómetros entre el Mar de Japón y el puerto de Sakai, cerca de Osaka. Al atracar, los drones controlados electrónicamente se encargaron de llevar las cuerdas a los agentes portuarios humanos que esperaban en tierra.
Mar peligroso
Cuanto más carga se transporta a través de los océanos, mayor es el interés de los hackers y los piratas por abordar los barcos en busca de bienes y artículos valiosos.
En 2017, el gigante naviero Maersk fue víctima de un ciberataque que interrumpió sus operaciones durante quince días. La acción no autorizada causó daños irreparables y se necesitaron 300 millones de dólares para restablecer el funcionamiento normal de la empresa en todo el mundo.
Hace aproximadamente un año, en junio de 2021, le tocó al gigante surcoreano HMM denunciar un hackeo de los servidores de correo electrónico de la empresa en Asia. La empresa aseguró que no se filtró ninguna información. El servicio tardó dos días en volver a la normalidad.
La suplantación de identidad es la táctica más común utilizada por los hackers en un intento de obtener datos sensibles sobre el barco, el tipo de carga y su valor, así como información sobre el número de miembros de la tripulación y los oficiales de seguridad a bordo con el fin de planificar un posible asalto en el próximo puerto.
En 2021, la empresa alemana Waterway realizó una prueba con un centenar de barcos, a los que se dispararon 292 correos electrónicos de pishing a todas las tripulaciones. De este total, se abrieron 269 mensajes y 44 registraron el acceso al enlace falso, rellenando información que ponía en riesgo sus embarcaciones. La prueba refleja el desconocimiento de los trabajadores de los barcos sobre estos ciberataques.
Los sistemas de navegación son un objetivo principal. Una vez manipulados, pueden hacer que los barcos cambien de rumbo en alta mar sin que sus capitanes a bordo se den cuenta. O envían información errónea a los equipos de control de la flota de las empresas o las autoridades portuarias, lo que dificulta su seguimiento.
Las comunicaciones también están en el punto de mira, provocando la interrupción de la mensajería, algo fundamental para la necesidad de informar sobre situaciones críticas. En acciones más atrevidas, los hackers intentan tomar el control de las hélices del barco y de los equipos que tratan el agua utilizada a bordo.
En todos los casos, la falta de formación técnica adecuada de las tripulaciones sobre los recursos digitales cada vez más modernos en el interior de los buques se convierte en uno de los factores de riesgo más importantes que hay que combatir. También es necesario aumentar las inversiones en infraestructuras informáticas más seguras, resistentes y de alto rendimiento, capaces de soportar ataques de este tipo y con equipos de apoyo especializados, para minimizar el riesgo de caída de toda la operación.
Desafío verde
El transporte marítimo de mercancías emite aproximadamente 1.000 millones de toneladas de CO2 al año, cerca del 2,5% del total producido en el mundo, lo que sitúa la descarbonización del sector en el centro del debate.
Entre las iniciativas que se están desarrollando están la modernización de la flota actual, con la recuperación y adaptación de los buques más antiguos a los objetivos de carbono cero; el sistema avanzado de navegación GPS que reduce la distancia entre los buques; la creación de rutas guiadas por el clima y las condiciones del océano; nuevas hélices más económicas; y la producción de combustibles alternativos menos contaminantes.
Todo este esfuerzo pretende cumplir el ambicioso objetivo de reducción de gases de efecto invernadero en el sector estipulado por la Organización Marítima Internacional (OMI) y la Cámara Naviera Internacional (ICS): una reducción del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, en comparación con los niveles identificados en 2008.
Este reto medioambiental se suma a todos los demás en este largo viaje del sector del transporte marítimo y la logística en busca de una mayor eficiencia, seguridad y fiabilidad. La reinvención de la actividad pasa necesariamente por la adopción de la tecnología como auténtica brújula, capaz de guiar al sector en este mar de datos hacia un futuro más verde y próspero.